miércoles, septiembre 07, 2005

Veracruz

La primera vez que fui a Veracruz me quedé emocionalmente allá como un mes aunque mi cuerpo estaba en México.
Despertaba en el Defe añorando escuchar el mar, me dolía en serio estar aquí y por primera vez experimenté el deseo de vivir en otra ciudad que conocía y de la cual me había enamorado.
La segunda vez que fui a Veracruz casi lloro de la emoción de ver un Triatlón.
La tercera vez que fui a Veracruz, justo un año después de la segunda, fui a hacer un Triatlón.
Esta cuarta vez llevé a mi hija, a mi esposa y sus Padres, observe en mi hija como crecían sus ojos, como caminaba por el malecón, como sonreía y hubo plática y Veracruz está en mi sangre.
Veracruz es mágico para mi, quizá sea la latitud, quizá sea la sal en mi sangre, quizá sea un recuerdo de aquellos años que pasé en alta mar hace quién sabe cuántas vidas, no lo sé y no importa.
Despúes estuvimos en Xalapa y una mañana desperté y escribí un rato y suspiré y me di cuenta de las bendiciones de la vida que he escogido y sonreí agradecido y abrace a mi esposa.
En Puebla conocimos al Sr. Uriarte, cuarta generación de una casa que hace talavera y nos enteramos que vendió su fábrica a extraños porque alguien le jugó chueco, supimos que el hombre tiene 85 años y que lo dejan trabajar ahí y lloramos porque un patrimonio de México se perdió.
Viajar es fenomenal, estar en casa es maravilloso, como diría mi Maestro, la casa se lleva dentro.
Viajar es fenomenal.